martes, 23 de marzo de 2010

CUESTION O PROBLEMA PRINCIPAL DE LA FILOSOFIA

Cuando los filósofos se han propuesto explicar las cosas del mundo, de la naturaleza, del hombre, en fin, de todo lo que nos rodea, se ha visto en la necesidad de hacer distinciones. Nosotros mismos comprobamos que hay cosas, objetos, que son materiales, que vemos y tocamos. Además, hay otras que no vemos y que no podemos tocar, ni medir, como nuestras ideas.
Así, pues, clasificamos las cosas de este modo: por una parte, las que son materiales; por otra, las que no son materiales y que pertenecen al dominio del espíritu, del pensamiento, de las ideas.
Así es como los filósofos se han encontrado en presencia de la materia y del espíritu.

Es así como, en lugar de hablar del espíritu, hablamos del pensamiento, de nuestras ideas, de nuestra conciencia, de nuestra alma, lo mismo que hablando de la naturaleza, del mundo, de la tierra, del ser, nos referimos a la materia.
El pensamiento es la idea que nos hacemos de las cosas; ciertas ideas surgen ordinariamente de nuestras sensaciones y corresponden a objetos materiales; otra idea, como la de Dios, de la filosofía, del infinito, del pensamiento mismo, no corresponden a objetos materiales. Lo que debemos retener aquí como especial es que tenemos ideas, pensamientos, sentimientos, porque vemos y sentimos.

La materia el ser es lo que nuestras sensaciones y nuestras percepciones nos muestran y nos dan; es de una manera general, todo lo que nos rodea, lo que se llama el mundo exterior. Por ejemplo: mi hoja de papel es blanca. Saber que es blanca es una idea, y son mis sentidos los que me dan esta idea. La materia es la hoja misma.
Por eso cuando los filósofos hablan de las relaciones entre el ser y el pensamiento, o entre el espíritu y la materia, o entre la conciencia y el cerebro, etcétera, todo esto es lo mismo y quiere decir; ¿cuál es, entre materia o el espíritu, entre el ser o el pensamiento, el más importante, el que domina, en fin, el que apareció primero?.

Cada uno de nosotros se ha preguntado: ¿en que nos transformamos después de la muerte? ¿De donde procede el mundo? ¿Cómo se ha transformado la tierra?. Y nos es difícil admitir que siempre ha habido algo. Se tiene la tendencia a pensar que, en cierto momento, no había nada. Por eso es más fácil creer lo que enseña la religión: “El espíritu planeaba por encima de las tinieblas............ después fue la materia”. Del mismo modo uno se pregunta dónde están nuestros pensamientos, y he aquí planteado el problema de las relaciones que existen entre el espíritu y la materia, entre el cerebro y el pensamiento.

Vemos, pues, que la cuestión fundamental de la filosofía se presenta con diferentes aspectos y se qué importante es reconocer siempre la manera como se plantea ese problema de las relaciones entre la materia y el espíritu, porque sabemos que sólo puede haber allí dos respuestas para esta cuestión.
      1. Una respuesta científica
      2. Una respuesta no-científica


Es así: como los filósofos se han visto en la necesidad de tomar una posición en esta importante cuestión.

Los primeros hombres, completamente ignorantes, no teniendo ningún conocimiento del mundo y de ellos mismos, han atribuido a seres sobrenaturales la responsabilidad de lo que les sorprendía. En su imaginación excitada por los sueños, donde veían vivir a sus amigos y a ellos mismos, llegaron a la concepción de que cada uno de nosotros tenía una doble existencia. Turbados por la idea de ese doble, llegaron a figurarse que sus pensamientos y sus sensaciones eran producidos no por su propio cuerpo, sino por un alma particular que habitaba en ese cuerpo y lo abandonaba en el momento de la muerte.
Después surgió la idea de la inmortalidad del alma y de una vida posible del espíritu fuera de la materia. Los hombres necesitaron muchos siglos para llegar a descifrar la cuestión de esa manera. En realidad, sólo desde la filosofía griega (y, en particular, desde Platón, hace alrededor de veinte siglos) han opuesto abiertamente la materia y el espíritu.
Sin duda, hacía mucho tiempo que suponían que el hombre continuaba viviendo después de la muerte, en forma de alma, pero imaginaban esta alma como una especie de cuerpo transparente y ligero y no en forma de pensamiento puro.
De la misma manera, creían en dioses, seres más poderosos que los hombres, pero los imaginaban en forma de hombres o animales, como cuerpos materiales. Sólo más tarde las almas y los dioses (después el Dios único que ha reemplazado a los dioses) se concibieron como puros espíritus.

Se llegó entonces a la idea de que hay en la realidad espíritus que tienen una vida complemente especifica, completamente independiente de la de los cuerpos, y que no necesitan cuerpos para existir.
Más adelante, esta cuestión se planteó de una manera más precisa con respecto a la religión. En esta forma:

El mundo fue creado por Dios o existe desde la eternidad

Según respondieran de tal o cual manera a esta pregunta, los filósofos de dividían en dos grandes campos; los que adoptando la explicación no-científica admitían la creación del mundo por Dios, es decir, afirmaban que el espíritu había creado la materia, formaban el campo del idealismo.
Los otros, los, que trataban de dar una explicación científica del mundo y pensaban que la naturaleza, la materia, era el elemento principal, permanecían a las diferentes escuelas del materialismo.
Originariamente, esas dos expresiones, idealismo y materialismo, no significan más que eso. Por lo tanto, son unas respuestas y contradictorias al problema fundamental de la filosofía.

El idealismo es la concepción no-científica.
El materialismo es la concepción científica del mundo.

Se comprueba bien en la experiencia que hay cuerpos sin pensamiento, como las piedras o los metales, la tierra, pero que no se comprueba nunca la existencia del espíritu sin cuerpo.
¿Por qué piensa el hombre? no pueden ser más que dos, del todo diferentes y totalmente opuestas:

1. respuesta: El hombre piensa porque tiene alma.
2. respuesta: El hombre piensa porque tiene cerebro.


Según nos inclinemos por una u otra respuesta daremos soluciones diferentes a los problemas que derivan de estas cuestiones. La cuestión consiste en saber, pues, si el cerebro ha sido creado por el pensamiento o si el pensamiento es un producto del cerebro.

Según la respuesta, seremos idealistas o materialistas (en términos filosóficos).


-El  idealismo filosófico es una doctrina que tiene como base la explicación de la materia por el espíritu; las religiones afirman que Dios, espíritu puro, era creador del mundo, de la materia.

Los filósofos materialistas afirman primero que hay una relación determinada entre el ser y el pensamiento, entre la materia y el espíritu. Para ellos el ser, la materia es el elemento primordial, la cosa primera, y el espíritu es la cosa secundaria, posterior, dependiendo de la materia. Así, pues, para los filósofos materialistas, no es el espíritu o Dios quien ha creado el mundo y la materia, sino el mundo, la materia, la naturaleza los que han creado el espíritu.
Nuestra conciencia, y nuestro pensamiento, que nos parecen tan trascendentales, solo son productos de un órgano material, el cerebro.



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